Defendemos un modelo de ciudad, de vida y de socialización diaria, imprescindibles para que nuestras ciudades sean más humanas y más sostenibles. Frente a ciertos iconos de la modernidad, seguimos sosteniendo que somos el lugar de encuentro diario entre gentes de diversa condición, foro de debate de ideas en las tiendas, en los mercados, sin límite de ninguna clase a la opción de cada cual.

El comercio, y los comerciantes, han sido mecenas de la cultura y en no pocas ocasiones han financiado la vanguardia del desarrollo y la vida intelectual de la ciudad, ofreciendo un justo retorno de lo que recibe de la sociedad.

La Fundación Comercio no puede costear la construcción de una catedral, pero si puede realizar otras actividades porque sabemos que tenemos un compromiso y somos copartícipes de unos ideales colectivos.

La reivindicación de lo conceptual no nos impide apostar firmemente por estar presentes, apoyar y promover proyectos que estén en la vanguardia de las nuevas tecnologías, del estudio, de la formación y de hacer una apuesta decidida por la imaginación en el más amplio de los sentidos.
La Fundación Comercio tiene un carácter global, tratándose precisamente del comercio, con una vocación cosmopolita y universal, huyendo de provincialismo y localismos.

En definitiva, esta Fundación pretende ser el crisol en el que la innovación y la tradición convivan, la responsabilidad social y lo comercial sean valores complementarios y que sea el punto de encuentro, de debate y de proyección de un sector, el comercio, paradigma de las relaciones en nuestra sociedad.